Cuando pensamos en Alemania muchas veces tenemos la idea de que su gente es fría y reservada, el idioma es brusco y el clima aún más. Sin embargo, su organización, su estilo de vida práctico, su enfoque al desarrollo y sus costumbres peculiares lo convierten en un país con una alta demanda turística tradicional, educativo e industrial. Y aunque la diferencia cultural es muy amplia, no hay que olvidar lo mucho que podemos aprender de ellos y hay que dejarnos sorprender por todo lo que este país no puede ofrecer.
Idioma:
Los alemanes son muy abiertos al aprendizaje, por eso si te encuentras tratando de hablarles en su idioma, harán un gran esfuerzo por entenderte y apoyarte, ya que saben que no es un idioma fácil de aprender. Entre algunas curiosidades están sus palabras compuestas y adjetivos: muchos se centran en las emociones y a veces no hay una traducción específica, sino únicamente una descripción. Estas son algunas palabras que podrás encontrar:
Fernweh: es el sentimiento de añorar un país lejano.
Waldeinsamkeit: cuando nos encontramos solos en un bosque.
Ohrwurm: una canción que no se te va de la cabeza. ¿Te ha pasado? A nosotros nos pasa todo el tiempo.
Treppenwitz: Cuando nos dijeron algo y en el momento no supimos como reaccionar pero más tarde logramos pensar en una respuesta.
Hay una gran cantidad de palabras que denotan un sentimiento difícil de expresar pero con el cual todos podemos identificarnos. Es tan amplio su vocabulario, que cada día se inventan nuevos términos para expresarse.
Clima:
En cuanto al clima, hay que aclarar que no todo es nieve y frío, es curioso notar que las cuatro estaciones se encuentran correctamente separadas. Es decir, si siempre te has imaginado el otoño con las hojas de diferentes tonos cálidos que crujen a tus pies, así es como te encontrarás todo Berlín. De igual manera, en invierno la ciudad se viste de nieve, la primavera de colores con flores y en verano cientos de personas disfrutan el calor al lado de lagos y rios que cruzan la ciudad.
Percepción social : Despreocúpate por recordar cuándo fue la última vez que usaste ése suéter, pues te tratarán de la misma forma sin importar mucho lo que lleves puesto.
Hay mucho liberalismo en general. Por ejemplo, tomar cerveza en vía pública es completamente legal y adolescentes de 16 años pueden comprarla y consumirla. Mientras que en el resto del mundo, la edad mínima suele ser a los 18 y 21 en algunos países.
Su gente:
En muchos países de América Latina es común un saludo de beso, pero en Alemania al encontrarte en alguna situación social o de negocios, es más común estrechar la mano. Al principio pueden crear esa apariencia de frialdad, pero es porque toman muy en serio la privacidad. Una vez que se rompe la barrera descubrimos gente leal, que respeta los puntos de vista diferentes. Saben escuchar y hacer preguntas relevantes, son pacientes, no juzgan.
Alemania es un país muy diverso y abierto al cambio, con políticas migratorias bastante abiertas, pues a pesar de votar por la deportación justo el año pasado, se ha creado una nueva ley de migración para trabajadores que podría entrar en vigor en marzo de este año.
Lo mejor de viajar a Alemania es encontrar un país rico en cultura, paisajes y costumbres. Sin importar cuanto tiempo durará tu estancia, ten por seguro que la vas a disfrutar.
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